Después de leer este libro cuesta trabajo creer que Stella Gibbons lo publicara en 1932, porque la protagonista, Flora Poste, podría ser perfectamente de la época actual si se tiene en cuenta su forma de actuar. Desde luego, no responde a la imagen habitual de las mujeres de esa época, ya que es decidida, con iniciativa, no se le pone nada por delante e incluso es la que toma las riendas en las relaciones con los hombres.
Por otro lado, se trata de una novela que pretende criticar la novela victoriana, parodiándola de algún modo, y está llena de ironía y de humor inglés (hay partes que probablemente pierden algo con la traducción).
Relata fundamentalmente la vida rural de la época y como Flora introduce en ella un aire fresco procedente de la vida urbana que ella llevaba, hasta poner todo patas arriba.
Una lectura sin muchas complicaciones para quienes les guste la novela inglesa.
Sinopsis
Ganadora del Prix Femina-Vie Hereuse en 1933, y mítico long-seller, La hija de Robert Poste está considerada la novela cómica más perfecta de la literatura inglesa del siglo XX. Brutalmente divertida, dotada de un ingenio irreverente, narra la historia de Flora Poste, una joven que, tras haber recibido una educación “cara, deportiva y larga”, se queda huérfana y acaba siendo acogida por sus parientes, los rústicos y asilvestrados Starkadder, en la bucólica granja de Cold Comfort Farm, en plena Inglaterra profunda. Una vez allí, Flora tendrá ocasión de intimar con toda una galería de extraños y taciturnos personajes: Amos, llamado por Dios; Seth, dominado por el despertar de su prominente sexualidad; Meriam, la chica que se queda preñada cada año “cuando florece la parravirgen”; o la tía Ada Doom, la solitaria matriarca, ya entrada en años, que en una ocasión “vio algo sucio en la leñera”. Flora, entonces, decide poner orden en la vida de Cold Comfort Farm, y allí empezará su desgracia.
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