Esta novela sería una novela policiaca más si no fuera porque transcurre en China. Con esto no quiero decir que no sea buena o entretenida como novela policiaca, que sí me lo parece, sino que además nos sirve para conocer una sociedad de la que tenemos poca información. La historia transcurre en la época actual y el autor, Qiu Xialong, nacido en China y residente en EEUU, aprovecha para contarnos las dificultades de la vida en ese país, donde se mezclan la cultura tradicional con la modernidad, la apertura en algunos ámbitos y la corrupción de las clases dirigentes, nos habla de sus tradiciones, de su comida (las descripciones de algunos platos son algo espeluznantes para nuestras costumbres occidentales), de su literatura. En resumen, nos cuenta cosas de China que no se encuentran en las guías de viajes. Y todo esto entremezclado con la resolución de una serie de asesinatos, de modo que el conjunto resulta ameno y original.
Recomendable tanto para los amantes del género como para quien quiera saber algo más de esa cultura.
Sinopsis
Un asesino en serie acecha a las jóvenes de Shangai. Sus crímenes han creado gran revuelo en la prensa y entre los ciudadanos, sobre todo porque suele abandonar los cadáveres de sus víctimas enfundados en un vestido muy llamativo, rojo y de estilo mandarín. Precisa mente cuando el caso empieza a cobrar dimensiones alarmantes, Chen Cao, el inspector jefe del Departamento de Policía de Shangai, está de permiso: acaba de matricularse en un máster sobre literatura clásica china en la Universidad de Shangai. Pero en el momento en que el asesino ataca directamente al equipo de investigadores del Departamento, a Chen no le queda más remedio que volver al trabajo y participar en las pesquisas. Mientras intenta atrapar al asesino antes de que se cobre nuevas víctimas, irá descubriendo que la raíz de estos asesinatos se remonta al trágico y tumultuoso pasado reciente del país.
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