La paciencia de la araña (Andrea Camilleri)

Aunque esta novela de Andrea Camilleri es algo antigua, creo que es una de las pocas del comisario Montalbano que no había leído, así que cuando la encontré el otro día no pude resistirme, pues como ya he comentado están entre mis novelas policíacas favoritas. 

Como de costumbre es de esas que se leen de un tirón, con una intriga bien elaborada y sin que falten sus puntos de humor. Lo cierto es que el personaje de Catarella es de los te hacen soltar la carcajada aunque no quieras.

Para quien no haya leído todavía ninguna, una nueva oportunidad para conocerlo. A mí  nunca me decepciona.

Sinopsis

En esta octava entrega de la serie, Salvo Montalbano se encuentra postrado en cama, convaleciente de las heridas recibidas en su último caso. El comisario se siente confuso, el peso de los años lo abruma y una melancolía desgarradora lo lleva a cuestionarse cuál es el sentido último de la justicia y la "ley", a la cual él ha dedicado toda su carrera.

En tal estado se encuentra Montalbano cuando se le informa del secuestro de la joven Susanna Mistretta, y si bien las pesquisas son asunto del comisario Minutolo, algo le hace saltar de la cama. Quizá sea la necesidad de probarse a sí mismo que aún conserva toda su capacidad de reacción, o tal vez las insólitas circunstancias del secuestro, dado que la familia de la joven había perdido toda su fortuna años atrás de forma repentina y misteriosa. Al final, ambos motivos resultan cruciales, pues ese nuevo distanciamiento, ese escepticismo, es lo que llevará al comisario a considerar aspectos de la investigación que cualquier otro pasaría por alto. En ese contexto tan nuevo como difícil de asimilar, la resolución del caso pondrá a prueba sus verdaderos valores, sus miedos y sus creencias.

La paciencia de la araña es una insólita novela negra sin derramamiento de sangre y sin castigo para los culpables. La trágica destrucción de una vida, condenada a consumirse lentamente en el terrible dolor del desengaño y la traición, inspirará una venganza sutilmente perpetrada, como una gran telaraña de la cual resulta imposible escapar. Y a pesar de que la tristeza parece no querer abandonar a Montalbano, el breve y violento aguacero que cierra esta historia quizá sea un símbolo de esperanza de nuevos tiempos, más claros y luminosos.