Han pasado ya muchos años desde la única vez que he estado en Nueva York (de hecho subí a las Torres Gemelas, o sea que os hacéis una idea), pero al leer este libro de Enric González, que estuvo destinado allí como corresponsal, es como si volviera a revivir aquella visita.
Siempre he dicho que Nueva York es una ciudad única, distinta a todas las demás, y que por eso merece la pena ir alguna vez, y, tal y como se dice en el libro, cuando estás allí parece que la conoces de siempre, pues el cine se ha encargado de mostrárnosla tal y como es, pero eso no le resta ni un ápice de encanto.
Aquí además nos cuenta un montón de cosas variopintas acerca de la ciudad, tanto de su historia como del día a día de quien tiene que vivir allí, de un modo tan entretenido que en un par de horas te has leído el libro y lo único que te queda son unas ganas enormes de visitar Nueva York. O al menos eso ha ocurrido en mi caso.
Sinopsis
Ciertos conocimientos son perfectamente innecesarios. Se puede vivir muy feliz sin saber con qué truculencia surgió la cúpula del rascacielos Chrysler, por qué los Yankees son el equipo supremo en Nueva York, cuál es la relación entre Arabia Saudí y la cerveza de Brooklyn, por qué la grasa de los filetes es más amarillenta que en Europa, en qué bar bebió Dylan Thomas su último whisky o dónde se sirven las mejores hamburguesas de Manhattan.
Historias de Nueva York habla de esas cosas. También habla de una ciudad rugiente y fabulosa, de una jornada negra de septiembre, de un grupo de personas y de tres amigos inolvidables.
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