Esta novela de Carmen Laforet no es precisamente del tipo de libros que leo habitualmente, pero el otro día la encontré en la biblioteca y dado que es uno de esos clásicos de "lectura obligada" como suele decirse, me decidí a dedicarla un poco de tiempo.
Tal y como suele suceder en este tipo de novelas, más importante que el propio argumento es la forma en que nos hace meternos en el ambiente en que se desarrolla, la Barcelona de la posguerra, y cómo llegamos a conocer los sentimientos de los personajes, cada uno de ellos con identidad propia.
Es una novela corta pero de una gran intensidad, por esa carga que aportan los personajes y por las dificultades del momento y, aunque transcurre en una época muy remota, las emociones que encontramos en ella no pasan de moda, que es lo que ocurre con la buena literatura.
Me ha deparado ratos de lectura en cierto modo especiales, de esos de simplemente disfrutar con lo que está escrito, sin prisa por saber lo que va a pasar a continuación.
Tal y como suele suceder en este tipo de novelas, más importante que el propio argumento es la forma en que nos hace meternos en el ambiente en que se desarrolla, la Barcelona de la posguerra, y cómo llegamos a conocer los sentimientos de los personajes, cada uno de ellos con identidad propia.
Es una novela corta pero de una gran intensidad, por esa carga que aportan los personajes y por las dificultades del momento y, aunque transcurre en una época muy remota, las emociones que encontramos en ella no pasan de moda, que es lo que ocurre con la buena literatura.
Me ha deparado ratos de lectura en cierto modo especiales, de esos de simplemente disfrutar con lo que está escrito, sin prisa por saber lo que va a pasar a continuación.
Sinopsis