Esta es la primera novela que leo de Ángela Becerra y, si bien no me ha entusiasmado mucho, por lo menos me ha resultado entretenida y original. Y además me ha servido para cumplir con la tradición instaurada de leer un libro ambientado en Sevilla aprovechando el viaje a la Feria de Abril.
Nos cuenta la vida de un personaje peculiar, que podría ser alguno de los que conocemos en nuestra sociedad llevada un poco al extremo o la caricatura. Lo original es que la cuenta por un lado él mismo desde su propio velatorio según van pasando por allí todos los que acuden ya sea a rendirle homenaje o felices por su muerte, como si los estuviera viendo, y por otro lado las dos mujeres que han significado algo en su vida: su esposa y su amor desde la infancia.
Tiene situaciones divertidas y otras algo exageradas, pero se lee con facilidad y al final hasta se les coge cariño a los personajes, a cada uno de un modo diferente.
Una lectura en cierto modo refrescante, que además me ha servido para cumplir con la tradición instaurada de leer un libro ambientado en Sevilla aprovechando el viaje a la Feria de Abril, que este año ha sido tan divertida como siempre y ha tenido también novedades más interesantes aún si cabe, lo que nos hace mantener las ganas de volver el año próximo.
Sinopsis