Ya son varias las novelas que he comentado de Care Santos, entre ellas Habitaciones cerradas, una de las que más me han gustado en los últimos tiempos.
La siguiente que leí, El aire que respiras, no me gustó mucho, la verdad, pues no le encontré ese algo que hace que te enganche. Esta última me ha gustado más, aunque sin llegar a la primera que he mencionado, que sigue siendo para mí la mejor de todas.
En este caso se trata realmente de tres novelas en una, ya que nos cuenta las historias de tres mujeres que no tienen nada que ver entre sí, sólo el nexo de un objeto que las une. Y, de estas tres historias que suceden en distintas épocas, diré que la que más me ha gustado es la primera, de la época actual, y la que menos la última y más antigua, aunque tampoco sabría explicar por qué, ya que todas están muy bien escritas. Esto ha hecho que el libro fuera decreciendo en interés, cosa que no suele ser lo habitual.
De lo que no cabe duda es de que Care Santos sabe utilizar magníficamente el lenguaje, ya que consigue darle la ambientación temporal a cada una de ellas.
Resumiendo: no me ha defraudado.
Sinopsis
Tres mujeres, tres siglos y la misma chocolatera de exquisita porcelana blanca:
Sara: propietaria de un apellido que en Barcelona es sinónimo de chocolate, se enorgullece de dar continuidad a a la tradición heredada de sus padres.
Aurora: hija de una sirvienta de una familia burguesa del siglo XIX, para quien el chocolate es un producto prohibido.
Mariana: esposa del fabricante de chocolate más famoso del siglo XVIII, abastecedor de la corte francesa e inventor de una máquina prodigiosa.
A través de la pasión por el chocolate, Care Santos traza un apasionante viaje en el tiempo en el que recorreremos más de tres siglos de historia, desde su llegada a Europa hasta la sofisticación de nuestros días.
Vibrante y adictiva, esta maravillosa novela es un exquisito placer para los sentidos.
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