Hasta ahora no había leído nada de Cristina Fallarás, por lo que me enfrentaba a esta novela como una más de detectives, género que me gusta bastante.
Por eso no esperaba lo que me he encontrado: una novela muy dura, quizás demasiado.
Puede ser que esté en la línea de algunas novelas americanas en lo que a violencia se refiere, o incluso de algunas nórdicas, pero tal vez el encontrarla tan cercana es lo que resulta más duro.
No se trata de una investigación al uso, sino casi más de una continua recreación del crimen que se ha producido y que se conoce desde el principio, lo que hace que se lea con el corazón encogido.
Me parece sólo recomendable para los amantes del género negro más extremos. Desde luego, no se trata de una lectura ligera ni agradable, y tampoco es un novela sencilla.
Avisados estáis.
Sinopsis
Existe otra Barcelona: la que se aleja del turismo, los anuncios institucionales con gente sonriente y el diseño. Es en esa otra ciudad, la canalla, en la que la ex periodista y detective Victoria González se mueve pisando fuerte. Y eso que su avanzado estado de gestación no se lo pone fácil. Cuando Victoria recibe el anónimo encargo -acompañado de un cheque de explícito y sustancial contenido-, empieza a imaginar que los infiernos barceloneses que ella conoce están a punto de ganar kilómetros en profundidad. Dos hermanas desaparecidas, de 3 y 4 años. Una de ellas, ya asesinada brutalmente; la otra, en paradero desconocido. Lo que significa que hay que encontrarla lo antes posible, viva y entera preferentemente.
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