Esta novela de Fernando Aramburu ha sido uno de los grandes éxitos del año. En mi opinión, un éxito justificado, pues me ha gustado bastante.
Tal vez lo más valorable no sea la novela como tal, aunque tiene elementos interesantes, como pueden ser el que va saltando en el tiempo continuamente y el que se van alternando los puntos de vista de los personajes, pasando incluso de la primera a la tercera persona casi sin darte cuenta.
Pero ya digo, que más que esto, lo que me parece más destacable es cómo consigue introducirnos en el ambiente de un pueblo vasco en aquellos años donde se convivía con el miedo a ETA y el miedo a significarse. Los personajes de la historia son un auténtico resumen de todas las actitudes que se podía tener ante este conflicto, con sus convicciones y sus contradicciones. Y aunque desde el principio sabes qué es lo que ha pasado, la forma de contarlo, con esos saltos de tiempo, hace que no se pierda el interés.
Es una historia dura, pero que, como creo que he leído en alguna entrevista al autor, debía ser contada, porque no podemos olvidarnos de todo lo que pasó. No creo que pueda dejar a nadie indiferente. Y sin pretenderlo, pues llevaba tiempo para leerla, justo esta semana en que me la han prestado está de plena actualidad.
Tal vez lo más valorable no sea la novela como tal, aunque tiene elementos interesantes, como pueden ser el que va saltando en el tiempo continuamente y el que se van alternando los puntos de vista de los personajes, pasando incluso de la primera a la tercera persona casi sin darte cuenta.
Pero ya digo, que más que esto, lo que me parece más destacable es cómo consigue introducirnos en el ambiente de un pueblo vasco en aquellos años donde se convivía con el miedo a ETA y el miedo a significarse. Los personajes de la historia son un auténtico resumen de todas las actitudes que se podía tener ante este conflicto, con sus convicciones y sus contradicciones. Y aunque desde el principio sabes qué es lo que ha pasado, la forma de contarlo, con esos saltos de tiempo, hace que no se pierda el interés.
Es una historia dura, pero que, como creo que he leído en alguna entrevista al autor, debía ser contada, porque no podemos olvidarnos de todo lo que pasó. No creo que pueda dejar a nadie indiferente. Y sin pretenderlo, pues llevaba tiempo para leerla, justo esta semana en que me la han prestado está de plena actualidad.
Sinopsis
El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron. ¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después del atentado que trastocó su vida y la de su familia? ¿Podrá saber quién fue el encapuchado que un día lluvioso mató a su marido, cuando volvía de su empresa de transportes? Por mas que llegue a escondidas, la presencia de Bittori alterará la falsa tranquilidad del pueblo, sobre todo de su vecina Miren, amiga íntima en otro tiempo, y madre de Joxe Mari, un terrorista encarcelado y sospechoso de los peores temores de Bittori. ¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha envenenado la vida de sus hijos y sus maridos, tan unidos en el pasado? Con sus desgarros disimulados y sus convicciones inquebrantables, con sus heridas y sus valentías, la historia incandescente de sus vidas antes y después del cráter que fue la muerte del Txato, nos habla de la imposibilidad de olvidar y de la necesidad de perdón en una comunidad rota por el fanatismo político.
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