Ya he mencionado anteriormente que Lorenzo Silva es uno de mis escritores favoritos, así que cuando me enteré de que esta semana participaba en una tertulia literaria en el "marco incomparable" del parador de Sigüenza, no pude dejar de asistir.
Y a la vez le ha llegado el turno de lectura a esta novela, creo que la última por el momento de Bevilacqua y Chamorro, que había comprado hace tiempo y tenía pendiente.
De la novela poco puedo añadir a lo dicho en otras ocasiones. Me gusta cómo investigan los casos esta pareja de guardias civiles, en esta ocasión en un lugar tan remoto como Afganistán. La trama es, como siempre, absorbente, y en cuanto a la ambientación se nota que el autor estuvo allí, nos lo describe magistralmente.
Creo que con esta ya son nueve las novelas protagonizadas por esta pareja que aún así todavía consigue sorprendernos y de la que siempre conocemos algún detalle personal más. La lectura, una delicia.
(No quiero dejar de apuntar, como cosa curiosa, que he aprendido incluso una palabra nueva. No suele ser habitual que tenga que utilizar el diccionario en este tipo de lecturas, pero en este caso ha sido así.)
Y en cuanto a la tertulia con el autor, sólo puedo decir que no había tenido la oportunidad de oírlo en directo y que me ha encantado. Es un placer escucharle hablar. Y en un sitio que además de ser espectacular, me trae buenísimos recuerdos de las veces que he estado allí. Todo un lujazo.
Sinopsis
Madrid, julio de 2014. Pasados los cincuenta, y ya con más pasado que futuro, el subteniente Bevilacqua recibe una llamada del responsable de operaciones internacionales. Se reclama su presencia inmediata a 6.000 kilómetros de allí, en la base española de Herat, en Afganistán, donde ha ocurrido un oscuro y desgraciado incidente. Un militar español destinado en la base ha aparecido degollado y, junto a él, el arma del delito: una hoz plegable de las usadas por los afganos para cortar la amapola de la que se extrae la droga que representa la principal fuente de riqueza del país.
¿Se trata del atentado de un talibán infiltrado? Podría ser, pero también que la muerte tuviera otro origen, porque el ataque no reviste la forma clásica de esa clase de acciones, sino que hace pensar en algún motivo personal.
La misión de Bevilacqua y los suyos no es otra que tratar de desenmascarar a un asesino que forzosamente ha de ser un habitante de ese espacio cerrado. Sus pesquisas, bajo el tórrido y polvoriento verano afgano, les llevarán a conocer a peculiares personajes y a adentrarse en la biografía del muerto, un veterano de misiones bélicas en el exterior que guarda más de un cadáver en el armario, para llegar a un desenlace inesperado y desconcertante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario