domingo, 15 de octubre de 2017

El asesino desconsolado (J. M. Guelbenzu)

Cuando una serie de libros te gusta, es un gustazo (valga la redundancia) poder leerlos seguidos, así que esta semana continúo con el último libro de J. M. Guelbenzu de la juez Mariana de Marco.
Es difícil no repetirse al comentarlos, pues evidentemente tienen características similares, pero también es verdad que en esta serie el autor consigue plantearnos casos que no tienen nada que ver uno con otro, ni por su temática ni siquiera por su ambientación, incluso aunque ocurran en el mismo lugar geográfico.
En esta ocasión aprovecha para contarnos cómo son las relaciones en una comunidad de vecinos, que podría ser cualquiera, aunque esperemos que no nos ocurran las mismas cosas...
Una investigación bastante enrevesada con una buena dosificación  de la intriga.
Y, por otro lado, sin olvidarse de la propia vida de la protagonista, que ha sufrido importantes cambios y que parece que en el futuro sufrirá alguno más.
Ahora sí que toca esperar a que se publique la siguiente entrega.


Sinopsis
Julia, la mejor amiga de la juez Mariana de Marco, acaba de mudarse a un apartamento nuevo, amplio y luminoso, en uno de los rascacielos más bonitos y lujosos del barrio más moderno de la ciudad de G... Para celebrarlo, Mariana decide hacerle una visita inesperada e inaugurarlo con un brindis. Pero, al poco de llegar, una llamada al timbre interrumpe la velada, transformando la que tenía que ser una noche entre amigas en un terrible suceso criminal.
La casualidad -o el destino- harán que el caso le sea asignado a la juez De Marco. Y los indicios la conducirán a investigar a los vecinos de esta nueva comunidad, en la que conoceremos a personajes variopintos y a sospechosos del crimen. Mariana se ve desbordada por esta investigación y por el retorno de su novio Javier, el periodista con el que ya comparte piso y que, siguiendo su olfato, querrá inmiscuirse en el caso.
Guelbenzu consigue de nuevo conquistarnos con un personaje único en el género policíaco. Una juez de carne y hueso que ante las dificultades que le plantea el caso deberá decidir si mantener el secreto profesional o pedir ayuda a su pareja, a riesgo de que la investigación pueda saltar demasiado pronto a la luz de los medios de comunicación.

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