domingo, 7 de enero de 2018

Tantos lobos (Lorenzo Silva)

Ya son unas cuantas las novelas de Lorenzo Silva que he comentado, la mayor parte además de sus detectives estrella, Bevilacqua y Chamorro, así que no es ningún secreto que me gustan mucho y que soy una fan incondicional.
Sin embargo, a ésta no puedo dejar de ponerle un "pero".
Son cuatro casos en los que el hilo conductor es la indefensión de esas niñas/adolescentes que no se dan cuenta de los problemas a los que se pueden enfrentar por ese afán de ser mayores, muchos de ellos relacionados con las redes sociales y los peligros que conllevan. Así que como argumento, me ha parecido interesante, como cualquiera de los que elige el autor.
El "pero" es que son muy muy cortos, y no da tiempo apenas a que se produzca esa intriga que me gusta en las investigaciones. Todo se resuelve demasiado rápido y casi no se puede disfrutar de los detectives y su personalidad.
Por lo demás, nada que objetar.

Sinopsis
Hay tantos lobos hambrientos en el bosque... El curtido investigador Bevilacqua, con la inestimable ayuda de su compañera Chamorro, se enfrenta de manera implacable a la mayor crueldad posible: la capacidad de dañar a personas que, por edad y condición, son las más indefensas del mundo. Cuatro son las chicas que aparecen muertas: jóvenes, adolescentes o niñas que han sido cazadas por el depredador, por ese lobo astuto que, quizá disfrazado de amigo, acabó comiéndose a Caperucita.
En un ambiente marcado por el bochorno del verano, Bevilacqua y Chamorro se ven obligados a utilizar el talento y la perspicacia que los caracteriza para lidiar con unos casos en que los nuevos paradigmas de nuestra sociedad representan el terror que se esconde en cada esquina, detrás de cada árbol del bosque por donde pasean nuestros pequeños.
Con su prosa siempre trepidante, atrapando al lector desde la primera línea, Lorenzo Silva construye en este libro unos relatos francamente conmovedores que más allá de las peripecias de las investigaciones, muestran que el mundo está cambiando pero que el lobo sigue acechando ahí afuera.

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