No sabía muy bien qué iba a encontrar en esta novela de Gilles Legardinier, pues ya estoy acostumbrada a no encontrar mucho humor en aquellas novelas que presumen de ello. Y quizá por no tener expectativas la novela me ha gustado.
Es de ese tipo de literatura "francesa" que te cuenta cosas de la vida cotidiana, a través de la vida de personajes muy normales pero a los que les ocurren cosas no tan normales. Y si digo lo de literatura "francesa" es porque de alguna manera me recuerda a algunas más de esta nacionalidad que he leído en los últimos tiempos.
Posiblemente no sea de esos libros que dejan una huella indeleble, pero su lectura es amena, y si bien no he encontrado ese humor que promete sí que me he sentido bien leyéndola. Lo cual no es poca cosa.
Es de ese tipo de literatura "francesa" que te cuenta cosas de la vida cotidiana, a través de la vida de personajes muy normales pero a los que les ocurren cosas no tan normales. Y si digo lo de literatura "francesa" es porque de alguna manera me recuerda a algunas más de esta nacionalidad que he leído en los últimos tiempos.
Posiblemente no sea de esos libros que dejan una huella indeleble, pero su lectura es amena, y si bien no he encontrado ese humor que promete sí que me he sentido bien leyéndola. Lo cual no es poca cosa.
Sinopsis
En la tercera fiesta de divorcio de un amigo, Julie recibe una pregunta inesperada: "¿Qué es lo más estúpido que has hecho en tu vida?". Muchas cosas, piensa, como intentar arreglar una toma de electricidad sosteniendo los cables entre los dientes, u obsesionarse por su nuevo vecino con sólo ver su nombre, Ricardo Patatras, escrito en el buzón.
Mientras se dispone a echar por la borda su trabajo en un banco para atender en la panadería de la señora Bergerot, y se hace cargo del pequeño huerto de su vecina, Julie no vacilará en correr todos los riesgos necesarios para conquistar el corazón de ese vecino tan seductor como esquivo y misterioso.
Una historia llena de humor, acerca del poder del amor y la importancia de los pequeños gestos cotidianos, que, como han confesado miles de agradecidos lectores, "nos hace sentir bien".
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