No sé muy bien qué me impulsó a leer este libro de Manuel Vilas, autor que por otra parte no conocía. Después de leerlo, o más bien de escucharlo, he visto que tenía muchas críticas buenas, y que es incluso considerado el mejor libro del año. Me alegro de no haberme enterado antes, porque posiblemente me habría decepcionado.
Al no saber nada de esto, mis sensaciones no han sido malas, aunque tampoco espectaculares. Yo lo calificaría, más que como novela, como un libro de memorias, en el que el autor nos va contando su vida y sus sentimientos de una forma desordenada, tal y como le van llegando a su memoria, podríamos decir. Es por ello que no tiene principio ni final, es una serie de recuerdos uno detrás de otro.
Creo que si lo hubiera leído me hubiera gustado menos. Como lo he ido escuchando en paseos, e incluso en casa en algunas actividades que me lo permitían, me ha parecido que me iba contando esos recuerdos y no me ha resultado aburrido. Además, al compartir generación con el autor, algunos de esos recuerdos coincidían con los míos, ya que creo que la España de esa época era muy similar en todas partes.
Resumiendo, no me parece un libro tan maravilloso como lo quieren pintar, pero tampoco me ha disgustado. Y creo que el hecho de escucharlo ha tenido mucho que ver en esta opinión.
Y, cambiando de tema, me permito comentar que durante esta semana el blog ha alcanzado la cifra redonda de haber recibido visitas desde 100 países diferentes. No puedo dejar de sorprenderme de la repercusión de algo que comenzó como un mero entretenimiento, sin sospechar que 10 años después -sí, nada más y nada menos que 10 años después- iba a continuar semana a semana comentando un libro tras otro. Gracias a todos los que alguna vez habéis seguido estos humildes comentarios.
Al no saber nada de esto, mis sensaciones no han sido malas, aunque tampoco espectaculares. Yo lo calificaría, más que como novela, como un libro de memorias, en el que el autor nos va contando su vida y sus sentimientos de una forma desordenada, tal y como le van llegando a su memoria, podríamos decir. Es por ello que no tiene principio ni final, es una serie de recuerdos uno detrás de otro.
Creo que si lo hubiera leído me hubiera gustado menos. Como lo he ido escuchando en paseos, e incluso en casa en algunas actividades que me lo permitían, me ha parecido que me iba contando esos recuerdos y no me ha resultado aburrido. Además, al compartir generación con el autor, algunos de esos recuerdos coincidían con los míos, ya que creo que la España de esa época era muy similar en todas partes.
Resumiendo, no me parece un libro tan maravilloso como lo quieren pintar, pero tampoco me ha disgustado. Y creo que el hecho de escucharlo ha tenido mucho que ver en esta opinión.
Y, cambiando de tema, me permito comentar que durante esta semana el blog ha alcanzado la cifra redonda de haber recibido visitas desde 100 países diferentes. No puedo dejar de sorprenderme de la repercusión de algo que comenzó como un mero entretenimiento, sin sospechar que 10 años después -sí, nada más y nada menos que 10 años después- iba a continuar semana a semana comentando un libro tras otro. Gracias a todos los que alguna vez habéis seguido estos humildes comentarios.
Sinopsis
Una novela sobre cómo volver a unir nuestras piezas rotas para entender quiénes somos.
Una lectura íntima de la reciente historia de España.
Realidad y ficción se mezclan en esta novela escrita con una voz valiente y transgresora que nos cuenta una historia verídica, difícil, en la que todos podemos reconocernos.
Desde el desgarro a veces, y siempre desde la emoción, Vilas nos habla de todo aquello que nos hace seres vulnerables, de la necesidad de levantarnos y seguir adelante cuando no parece posible, cuando casi todo lo que nos unía a los demás ha desaparecido o lo hemos roto. Es entonces cuando el amor y cierto distanciamiento -también el que nos permite la ironía- puede salvarnos.
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