Siempre es un placer viajar a Venecia, aunque sea con la mente y gracias a la literatura. Así que es fácil deducir lo que me atrajo de esta novela de Marina G. Torrús. Con el título y la foto de la portada ya tenía bastante para atraerme, y si además se trata de intriga, aunque sea de hace unos siglos, pues ya no podía pedir más.
Y sin embargo en esta ocasión no ha terminado de gustarme, o no tanto como esperaba. No sabría decir muy bien por qué, ya que la intriga está ahí, los personajes también, la ambientación es buena... Pero le falta esa chispa que hace que los libros te atrapen, o por lo menos yo no la he encontrado.
Se salva por el paseo por Venecia que me ha permitido, algo que de momento no podemos hacer en la vida real. Pero no la recomiendo especialmente.
Sinopsis
Venecia, 1716. Caterina Sforza, aprendiz de forense e hija del médico más prestigioso de la ciudad, descubre el cuerpo de una muchacha crucificado en una góndola; está rodeado de velas encendidas y tiene los pechos teñidos de azul.
Este será el primero de una serie de asesinatos con puestas en escena tan bellas como perturbadoras. Las víctimas son alumnas del Ospedale della Pietà, el conservatorio para huérfanas con talento musical donde da clase el gran maestro Antonio Vivaldi. Caterina entrará en ese hospicio para descubrir al culpable. No estará sola: el capitán español Alfonso Guardi, conocido en la Corte por sus dotes deductivas y su capacidad de análisis, la ayudará a averiguar qué se esconde tras las muertes en una ciudad fantasma donde nada ni nadie es lo que parece.
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