Ahora que tan de actualidad está el volcán de La Palma, con este libro de Islandia he podido rememorar el viaje que hicimos justamente el mismo año en que ocurrió la erupción del famoso Eyjafjallajökull. De hecho, cuando veo las imágenes de las calles llenas de ceniza, recuerdo que allí nos encontramos zonas donde las cenizas te cubrían totalmente los pies, e incluso un glaciar que estaba totalmente negro, ya que se habían filtrado en el hielo.
Independientemente de esa situación particular, el recuerdo que guardo del país es espectacular, y eso que sólo estuvimos un día. Eso sí, hicimos cerca de 1.000 kilómetros, así que aún nos dio tiempo a ver cosas.
La naturaleza está allí en su estado más natural y salvaje. Sólo he encontrado un cierto parecido en algunas zonas de las Tierras Altas de Escocia, pero no al mismo nivel. Quedó pendiente ver alguna aurora boreal, así que es una excusa estupenda para volver en alguna ocasión.
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