domingo, 22 de mayo de 2022

El ministerio de la verdad (Carlos Augusto Casas)

Esta novela de Carlos Augusto Casas entra dentro del género que se conoce como distopía (sociedad imaginaria bajo un poder totalitario o una ideología determinada). No suelo leer muchas novelas de este tipo, pero esta me llamó la atención.
La novela como tal es entretenida y se lee fácilmente, pero lo cierto es que la sensación que te deja es un tanto inquietante. Nos hace reflexionar sobre el control que ejercen sobre nosotros sin que nos demos cuenta, desde los datos que maneja nuestro propio móvil hasta no sabemos muy bien qué punto, y sin que sepamos tampoco qué organismo puede estar detrás.
Las referencias a 1984, de Orwell, son constantes. Seguramente ha sido una fuente de inspiración.
Nos pone en un escenario de España en el año 2030, con unas situaciones que podrían perfectamente ser reales y que, por eso mismo, asustan bastante. 
Solo queda pensar que hay que estar muy atentos y vigilantes para evitar que nos impidan pensar y que  lleguemos a un escenario como el que la novela plantea.

Sinopsis

En una sociedad vacía y marcada por las diferencias de clase, casi todos aceptan sin oposición la pérdida de libertades y las prohibiciones. Nadie se hace preguntas. Tras la Gran Pandemia, ya son muy pocos quienes se atreven a recordar que un mundo mejor fue posible.
Julia Romero es una joven periodista que se niega a aceptar la versión oficial de que su padre, un reportero que abandonó repentinamente el oficio años atrás, se ha suicidado. Cuando Julia descubre que todo el rastro de los artículos de su padre ha desaparecido, su investigación la conducirá hacia el todopoderoso Ministerio de la Verdad, el organismo responsable de controlar y manipular la información que llega a los ciudadanos. ¿Qué había descubierto su padre? ¿Quién le ha asesinado?
Mientras, una red clandestina de resistencia vigila a Julia desde la distancia. Son ellos quienes a menudo dejan viejos ejemplares de 1984, la gran novela de George Orwell, en los buzones de quienes están en peligro. Es la señal de que los sicarios del Ministerio están ya muy cerca.

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