Cuando Eva García Sáenz de Urturi finalizó la trilogía de la Ciudad Blanca nos dejó un poco huérfanos, así que es una buena noticia que haya recuperado a Kraken para esta novela.
Y lo que resulta interesante es que en la trama figuren aspectos de su vida que ni siquiera podíamos llegar a imaginar, pues en las novelas anteriores no se intuía ni su pasado, ni el de sus padres. Simplemente estaban ahí agazapados esperando el momento de aparecer, existían en la imaginación de la autora, o en ese mundo particular que seguramente se había creado, algo que siempre me ha parecido admirable y que da todo el sentido a las lecturas.
La novela me ha gustado mucho y he aprovechado a leerla ahora porque ya tiene continuación, que para mayor alegría está ambientada en Venecia. No se si voy a poder esperar mucho a sumergirme en ella...
Sinopsis