Hacía mucho que no leía un libro de Donna Leon, y cuando he visto que había publicado uno nuevo me he dado cuenta de que tenía dos pendientes esperando turno, así que manos a la obra.
Poco puedo aportar de nuevo a lo dicho anteriormente, teniendo en cuenta que ya vamos por el caso número 30 del comisario Brunetti. Si acaso, que cada vez cobra más protagonismo la comisaria Griffoni, lo que resulta bastante interesante, ya que en general tienen puntos de vista diferentes.
Una lectura del tirón que sirve para abrir boca para la siguiente, que ahora sí que va a ir seguida sin esperar más. Me esperan unos cuantos días en Venecia.
Dos turistas estadounidenses han resultado gravemente heridas en un accidente mientras disfrutaban de un paseo nocturno en barca por la laguna veneciana junto con dos jóvenes italianos. El comportamiento sospechoso de los chicos, que abandonaron a las víctimas a las puertas del hospital y se esfumaron sin dejar rastro, despierta la curiosidad de Brunetti. Mientras el commissario y su colega, Claudia Griffoni, investigan el incidente, descubren que uno de ellos trabaja para un hombre que podría estar involucrado en negocios mucho más siniestros en la laguna. Pero para llegar al fondo del caso, Brunetti necesita la ayuda tanto de los carabinieri como de la Guardia Costiera, y no tiene claro cuánto puede confiar en ellos. A esto se sumará la dificultad para resolver un crimen execrable cuyos perpetradores están armados con lo último en tecnología y perfectamente organizados.
En sus muchos años como comisario, Guido Brunetti ha sido testigo de todo tipo de delitos y ha aprendido a navegar con intuición por los canales de su ciudad natal para descubrir al responsable. El caso número 30 de su carrera lo pondrá a prueba, llevándolo al límite en la búsqueda de la verdad.
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