Aunque durante el verano descansamos en el club de lectura de ciencia, parece que la inercia queda, y por eso no me pude resistir a leer este libro de Deborah García Bello, que encontré por casualidad. Ya había leído hace unos años otro libro de la autora, Todo es cuestión de química, que me gustó bastante, y también leímos otro en el club hace no tanto, así que las perspectivas eran buenas.
En esta ocasión, se centra en explicarnos cómo la química influye en las obras de arte (pintura, escultura...). Tal vez tiene demasiadas explicaciones químicas para los profanos, pero no deja de ser interesante.
He encontrado cosas curiosas como por ejemplo que hay más de 16 millones de colores diferentes (para los hombres alguno menos...), que gracias a los tubos de aluminio los pintores pudieron trabajar fuera del estudio ya que antes de eso la pintura se estropeaba, cómo los maquillajes han evolucionado con la química, la forma de obtener el color púrpura, y hasta una explicación científica de cómo se mide el tiempo.
Pero también me ha resultado curioso cómo explica la receta de la merluza a la gallega desde el punto de vista de las reacciones químicas que se producen en el cocinado.
Un libro interesante del que sacar mucha información.
Sinopsis