domingo, 3 de diciembre de 2023

Delito (Carme Chaparro)

Las anteriores novelas de Carme Chaparro me gustaron bastante, así que el listón estaba alto. Pero lo ha superado con creces. (Inciso: según escribo esto me he dado cuenta de que la silueta de la portada recuerda la forma de caer de los saltadores cuando superan ese listón. Tal vez sea eso lo que me ha llevado a la metáfora...)
Se trata de una intriga brutal, original y que te pone los pelos de punta, y que puede parecer algo surrealista, pero al final todo encaja de forma más o menos racional. Es de esas historias que no puedes dejar de leer, pues cada paso te va llevando al siguiente y te va abriendo nuevas opciones y estás deseando saber qué pasa. También trata temas que están muy de actualidad, que no contaré para no desvelar más de la cuenta.
Y, por cierto, el título no tiene nada qué ver con lo que uno esperaría. Otra sorpresa más.
Muy recomendable.


Sinopsis
El primer ser humano revienta contra el asfalto a las diez y cuarenta y dos minutos de la noche del domingo dos de junio. Un hombre que camina al otro lado de la plaza levanta instintivamente la vista. Le da tiempo a ver a varias personas -no sabría decir cuántas, le cuenta luego a la policía- en los alféizares de las ventanas de un rascacielos. Y, de repente, antes incluso de que pueda asombrarse por lo que está pasando, todas ellas saltan a la vez.
Saltan a la vez y estallan contra el suelo casi al mismo tiempo.
Y, de nuevo, ese ruido indescriptible. Aunque mucho más intenso.
Esa cálida noche de verano en Madrid diez personas se arrojan al vacío desde diez habitaciones de la planta séptima del hotel que preside la Plaza de España. Ninguna de ellas se había registrado en recepción.
No llevan nada que les identifique. Hay una joven que apenas habrá cumplido los treinta años, pero también alguien de más de ochenta. Un cadáver lleva encima ropa por valor de más de seis mil euros. Otro viste con prendas que le había entregado una ONG. Sus mundos nunca se han cruzado. No se conocen. No hay huésped o empleado que recuerde haberlas visto en el hotel, ni objeto personal en las habitaciones desde las que han saltado; aunque sobre la mesilla de noche de la número setecientos dieciséis los investigadores encuentran un par de velas encendidas que parecen rezar a una pequeña virgen a la que iluminan con suavidad. Esa es sólo la primera de las sorpresas.

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