Con esta novela Susana Martín Gijón cambia totalmente de registro, pasando del thriller a la novela histórica, aunque con un punto de intriga. Lo que no cambia es la ubicación, pues seguimos en Sevilla, esta vez en el siglo XVI.
La novela es entretenida, aunque tiene altibajos. Al principio es trepidante y hacia el final parece que no termina de llegar a su conclusión. De hecho, el final queda un tanto deslavazado, puede ser que para escribir la continuación, pues de lo contrario nos deja la historia algo coja.
Lo mejor de todo es la ambientación, que creo que está muy conseguida, y los personajes, tanto los ficticios como los que existieron en realidad (la autora nos aclara este punto, ya que los reales no son demasiado conocidos).
En resumen, no está mal, pero tal vez esperaba más. Sensación agridulce.
En el esplendor de Sevilla acecha el terror.
Año del Señor de 1580. Sevilla vive su momento de máximo esplendor como capital del comercio entre el Nuevo y el Viejo Mundo.
La Flota de Indias de su Majestad está a punto de zarpar cuando la piel arrancada del rostro de una mujer y su cabellera pelirroja aparecen ajustadas como un disfraz macabro al mascarón de proa de la Soberbia, el buque de guerra que abre el convoy. Próxima al barrio portuario del Arenal, en una zona cercada por altos muros, se encuentra La Babilonia, el prostíbulo más cotizado de la Mancebía y donde ejerce Damiana. A pocos metros de allí está el convento de las carmelitas descalzas, donde vive en clausura sor Catalina. Ambas fueron amigas en la infancia y se verán unidas de nuevo a fin de averiguar quién cometió tan brutal asesinato y por qué. Para hacerlo pondrán en peligro sus propias vidas, pero también el secreto mejor guardado de la Corona.
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